No se oye nada más que escombros resquebrajarse
bajo tus pies inquietos
y las sirenas que amordazan cualquier grito.

Adelantándose al sonido queda la expresión del miedo
en el arqueo de la boca y la tensión en las manos
por querer agarrar la vida que acaba de extinguirse

¡Cuán de alienados estamos los hombres!
siempre luchando por una libertad que nos hemos pisado...

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