Azul

Azul, la bocanada de aire fresco que redunda en el rocío.
La flor que resaltaba en la liga el día de mi boda,
tus ojos toda la vida, hasta que se fundieron en blanco.
Pero ya no me pesa tu muerte Eladio, continúas en mi corazón. Yo viviré el verde de la vida y los bailes rojos, con tu permiso, acompañada.
Ya no me pesas en el negro, mi vida, prefiero que mi muerte sea sólo mía.
No se oye nada más que escombros resquebrajarse
bajo tus pies inquietos
y las sirenas que amordazan cualquier grito.

Adelantándose al sonido queda la expresión del miedo
en el arqueo de la boca y la tensión en las manos
por querer agarrar la vida que acaba de extinguirse

¡Cuán de alienados estamos los hombres!
siempre luchando por una libertad que nos hemos pisado...
A igual que otras
viejas coetáneas
llevo una virgen
en el monedero
A diferencia de ellas
yo no la rezo, la castigo.

No la dejo ver
la luz y la tengo
entre la calderilla.

La rezé la noche en que murió Eladio
y también la jornada del incendio.
La rogué por mi tercer nieto
- Claudio, que en paz descanse -
y por la fábrica de quesos
...

Su respuesta
fue la muerte
mi reacción
la sepultura

Sí, soy una Araña.

Sí, he decidido que yo también soy una araña,
mi piel podría deshacerse
con la yema del índice contra el pulgar.

Si pudiera quedaría adormecida entre los árboles
para deleitarme con las insignificantes visitas
que tanto o más se interesan por tu estado.

Cómo me gustaría sentirme en la desnudez de mis encantos
y bañarme en el rocío, en esas gotas de cristal que
con sólo posarse en tus labios se desvanecen en un puro sabor a vida
fresca ....a quince años.

A esa sonrisa inocente y pícara que te volvía loco.