Azul

Azul, la bocanada de aire fresco que redunda en el rocío.
La flor que resaltaba en la liga el día de mi boda,
tus ojos toda la vida, hasta que se fundieron en blanco.
Pero ya no me pesa tu muerte Eladio, continúas en mi corazón. Yo viviré el verde de la vida y los bailes rojos, con tu permiso, acompañada.
Ya no me pesas en el negro, mi vida, prefiero que mi muerte sea sólo mía.

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