Tienes que vivir con la muerte de otros y acostarte en tu oscura cueva sabiendo que ya no están ni su aliento ni el volumen de su cuerpo modelando la luz y la sombra.

Silencio en el pasillo, madera y tristeza,
que como una seda deja ver tus movimientos con cierta naturalidad,
sólo tú sabes que resiste el tiempo y aprieta.

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